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lunes, 24 de septiembre de 2012

La Voz de Audrey....

   

     La obra musical My fair Lady tuvo un éxito increíble desde su estreno en 1956.   Sus protagonistas Rex Harrison y Julie Andrews alcanzaron tal reconocimiento que, cuando la Warner, casi una década mas tarde, compró los derechos para realizar la versión cinematográfica, todos apostaron porque sus interpretes teatrales serían los contratados por el señor Warner para repetir el éxito en la pantalla grande.

Julie y Rex pareja de éxito.


     Sin embargo, el director de los estudios tenía otros planes.  El cine era el cine y quería actores ya consagrados, grandes estrellas, para asegurarse el taquillazo y poder sacar ganancias de una producción multimillonaria...  Para el papel del profesor Higgings persiguió a Gary Grant quien dijo "No" una y otra vez...  Sabía que solo su actor original podría meterse en la piel del profesor Higgins. También Peter O´Tole era mas del agrado de la productora pero sus pretensiones económicas fueron rápidamente rechazadas.   Rex Harrison firmó contrato pese al desagrado de Jack Warner.

Muchisisimo mas guapo que Rex, donde va a parar......
















Hubieran hecho buena pareja.  Se desquitaron unos años mas tarde en "Como robar un millón Y...".  Peter, Uno de los galanes mas Guapos y "Jovenes" de Audrey.


   No ocurriría lo mismo con Julie Andrews a quien Jack Warner consideraba una desconocida poco apta para los primeros planos.  La deliciosa Audrey Hepburn reunía todas las cualidades, a juicio del Sr.  Warner,  para dar vida a la pobre florista que terminará convertida en princesa de la sociedad Londinense.  La famosa actriz, en los comienzos de una edad difícil para una estrella vio en la película una oportunidad de verse otra vez en una producción que no escatimaría en dinero y esfuerzo y cuyo personaje repetía, otra vez, el cuento de la cenicienta.  Historias donde Audrey había cosechado sus mayores éxitos.  Esta mezcla parecía lo mas adecuado para conseguir un nuevo triunfo.  Firmó el contrato con amplia sonrisa y ganas de trabajar duro.


Audrey y su moño..... ¿Alguien se pregunta como le quedaría a la cursi de Julie Andrews?

















      Esperaban a Audrey horas de ardua preparación.  Dominar el acento de los Londinenses mas humildes le llevó horas y horas de trabajo así como las pruebas de vestuario, peluquería y maquillaje.
     Pero en lo que dedicó mas tiempo y esfuerzo fue en preparar su voz para las canciones del musical.

     Audrey ya había cantado brevemente en el cine en películas como "Sabrina" "Desayuno con Diamantes"y, especialmente, en el musical "Una cara con Angel".  A diferencia de estas,  en "My fair "el peso de las canciones era muy importante y su voz, tendría que estar a la altura.

 
                                       Audrey maravillosa en Funny Face, donde su voz fue respetada...





     Tras muchas horas de ensayo y grabaciones para los playbacks del rodaje una vez terminados,  fueron satisfactorios para la pizpireta actriz y el director de la cinta  George Cuckor quienes acordaron que la voz de Audrey sería doblada en "algunos pequeños fragmentos de las notas mas agudas de alguna de las composiciones".

     Comenzó el rodaje de la flamante superproducción con un animado equipo artístico hasta que el Sr. Warner consideró que la voz de Audrey no reunía la calidad suficiente para embelesar a los espectadores y así se lo comunicó al director con quien pactó sustituir la voz de Audrey en cada una de las canciones por la socorrida Marni Nixon quien ya había doblado a numerosas estrellas de voz desafinada como Natalie Wood en "West side Story" o a Deborah Kerr en "El Rey y Yo".

     Mientras esto ocurría la Señorita Hepburn  rodaba el número musical "Loverly" intentando dotar a su personaje de esa personalidad risueña que el número musical requería.  Una vez terminado, sudorosa, preguntó al Director mientras le retocaban el maquillaje:

 ¿ Que te ha parecido George ?.  

 Fantástico Audrey has estado estupenda.  Parecía que cantabas tu...  que era tu voz. 

 Pero George....  Cantaba yo.  Era mi voz.



                                 "Loverly" tal y como se estrenó con la voz doblada de Audrey.




                               
                     "Loverly" tal y como tendría que haber sido... ¿No sería el personaje mas humano?



     
     Y la versión de algún audaz que se ha atrevido a poner la silbante voz de Julie Andrews en los labios de Audrey.  ¡Blasfemia!


     El Director creía que las canciones del playback ya habían sido sustituidas por las de Nixon.   De esta manera Audrey se enteró de la ofensa de verse doblada en la película y George Cuckor ,probablemente, del error que había cometido al haber consentido semejante disparate.

     Audrey, pese a su decepción pues de ninguna manera hubiera aceptado el papel bajo estas condiciones,  actuó como una profesional intentando que la película no se viera afectada por su estado personal y continuó adelante.

     La película pese a ser ya un clásico se rompe en las partes en las que Audrey es doblada.  Su personaje muere en el mismo momento en el que suelta los gorgoritos la dobladora quien hizo un trabajo profesional pero sin alma.  Ese alma que Audrey ponía en cada una de sus interpretaciones y que en esta ocasión fue mutilada.  Pero sin duda su presencia, olvidando las canciones, es una de las razones principales por la que su revisión merezca la pena y gocemos de algunas escenas que seguirán siendo siempre memorables como la de las carreras de Ascot o la del baile en la embajada donde la transformación de la humilde florista callejera, en La Audrey elegante y etérea por antonomasia, alcanza su cúspide.

   

     En la noche de los Oscars de 1964  el musical de la gran superproducción del Señor Warner lucharía por llevarse a casa doce galardones  galardones....  Audrey no optaba a ninguno de ellos.

  La desconocida actriz Julie Andrews había sido nominada como mejor actriz por su interpretación en Mary Poppins para la Disney.  Se llevó el premio incluyendo en su agradecimiento a Jack Warner por su negativa a incluirla en My fair Lady abriendo así  la puerta a unos años de grandes éxitos.

Julie tuvo suerte y triunfó con Mary Poppins

  Esta terrible coincidencia fue sorteada por Audrey Hepburn felicitando y besando a la ganadora ante las cámaras de la prensa.  Siempre Digna.


Audrey era demasiado fina para decir la frase Pantojil: "Dientes dientes..."





viernes, 3 de agosto de 2012

Joan Crawford: Alma en Suplicio.





  




















   Gracias a los acontecimientos que se están desarrollando hoy por hoy en mi vida, me llega a la memoria una película , Alma en suplicio, (mildred Pierce) (1945), que para mi es un clásico principalmente por dos razones:  Su protagonista es Joan Crawford y su temática:  Alguien que sale de la nada y en base a un sueño creará un gran negocio.  Todo esto acompañado de la melodramática historia entre el personaje de Joan y el de su terrible hija Veda interpretado por la cabezona Ann Blyth.







     Joan Crawford, fue la superviviente por excelencia del sistema de estudios quienes creaban una estrella y en la mayoría de las ocasiones, cuando la edad, en el caso de las Damas ya no resultaban tan rentables para las taquillas las abandonaban a su suerte despojandolas de todos los privilegios con los que las habían mimado durante su contrato.

     Joan Crawford existe desde el cine mudo... si bien, es en la decada de los treinta cuando subió al trono de las Diosas Hollywoodenses.  Hay quienes piensan que a ello la ayudo su matrimonio con Douglas Fairbanks Jr.  hijo de los que eran considerados nobles en el mundo del cine Douglas Fairbanks y Mary Pickford quienes siempre vieron en ella a una vulgar camarera con ganas de comerse el mundo.






     Fue tras su matrimonio, cuando el estudio Metro Goldwin Mayer se esmeró en otorgar a Joan una personalidad única dejando atrás a esa jovenzuela que tan pronto se teñía el pelo de rubio o lo cortaba según dictaba la moda.   Los maquilladores de la Metro hicieron hincapié en resaltar sus ojos y en perfilar su boca al estilo Crawford.  Adrian, genio y diseñador del estudio sacó provecho de las anchas espaldas de la actriz exagerandolos con el uso de grandes hombreras.  Su imagen ya era única.






     Durante todo ese tiempo La Crawford fue tratada como una reina, si bien a fin de la década los estudios dejaron de confiar en su potencial para seguir atrayendo al público.  Se salvó por los pelos al participar en un exitazo llamado "mujeres"(1939), dirigida por el maestro George Cukor.  Pero pese a este éxito a los pocos años, en 1944, la Metro rescindió su contrato.  En ese momento Joan se sintió perdida y muchos dieron su carrera como acabada.







  Desde entonces trabajo para varios estudios, pero ella buscaba el guión que la volviese a colocar en la cúspide de la que nunca quiso bajarse.  Entonces cayó en sus manos el guión de "Alma en Suplicio" que preparaba la Warner para su estrella Bette Davis.  Esta, sin embargo, rechazó el papel en uno de sus arrebatos. Oportunidad que tomó Joan ante las reticencias del director Michael Curtiz quien la detestaba.  Ordenó que la famosa actriz se sometiese a varias pruebas de casting, en uno de ellos el director llegó a arrancar las famosas hombreras de Joan.  El buscaba una mujer menos glamourosa, mas realista para su producción.  A regañadientes, entró al fin en el rodaje donde dio todo de si.  Fue la ganadora de los Oscars de ese año como mejor actriz, premió que fue entregado en su domicilio pues la diva se fingió enferma para no acudir a la ceremonia e irse con las manos vacías.   Desde entonces su mito permanece entre nosotros.




















martes, 24 de julio de 2012

Aquellos finales de antaño: "VACACIONES EN ROMA"





     Vacaciones en roma cuenta la historia de la cenicienta vista del revés....  Una joven princesa, maravillosa Audrey, aburrida del protocolo de la corte decide huir de su palacio mientras está de visita en la ciudad Eterna y, en su aventura, conocerá a su príncipe:  Un periodista del montón quien verá en ese encuentro una forma fácil de ganar dinero haciendo un reportaje sobre la joven quien ignora que este conoce su principesco origen.  Naturalmente, como en toda película romántica...   surgirá el amor.

     Desgraciadamente al llegar las doce la princesa debe regresar a su vida y a sus obligaciones y dejar atrás esas horas vividas en la libertad de sentirse una mas entre los mortales.  

     En la recordada escena final, la despedida es protocolaria.  Una rueda de prensa.  A su termino ella se retira dejando al periodista solo en la inmensa sala.  El camina hacia la salida y, durante un momento, se gira.... tal vez ella llegará corriendo para abrazarlo sin importarle su deber o posición.  Pero tal idea,  solo dura un segundo, El prosigue su camino hacia la ciudad con un recuerdo imborrable en su memoria. 
   No hay en esta película concesión para los finales felices pero, sin embargo, todos los momentos de alegría vividos antes de ese momento compensaran el sabor agridulce de un amor imposible.

FRED ASTAIRE & AUDREY HEPBURN en Funny Face




     El sueño de la joven Audrey Hepburn fue ser bailarina.   Cualidades y técnica no le faltaban pero su sueño se truncó al comunicarle su profesora que sería una estupenda segunda bailarina en cualquier ballet pero nunca la primera.   Era demasiado alta.  Decepcionada comenzó a dirigir sus pasos hacia otro campo artístico:  La interpretación.   Fue en la película Funny Face donde los estudios le dieron la única oportunidad de lucir su talento para el baile.  La acompañaba el mejor de los maestros, el inigualable Fred Astaire y juntos crearon una película mágica en la que el baile y la fotografía eran los grandes protagonistas.  Esta puede que sea una de mis escenas favoritas de la misma.

lunes, 23 de julio de 2012

Melancólica Audrey

 










   La figura de Audrey Hepburn se ha convertido en los últimos años en un icono.  ¿Quien no tiene un retrato de la famosa actriz que parecía dibujada con tiralíneas en alguna pared o en algún objeto cotidiano?.  Seguramente habrá personas que la adoren y no hayan visto ni siquiera alguna de sus películas.  No es mi caso. 

     La cinematografía de Audrey no es muy extensa pese a su fama.  Siempre pendiente de aprobar proyectos que fueran coherentes con su personalidad del celuloide elegía y era elegida para grandes producciones .  Algunas de ellas antológicas.

   Audrey no podía compararse con ninguna otra actriz ni de su generación ni de las posteriores.  Muchas han querido seguir su estela y su estilo dando como resultado una imitación descafeinada.  Un estilo puede fácilmente copiarse lo complicado es crearlo.  Ser única y ademas buena actriz.  Y Audrey lo era.  Mas allá de su pose siempre perfecta consiguió durante muchos muchos años trasmitir la imagen de ingenua joven soñadora que cautivaba con su sonrisa y mirada ilusionada.  



     Siempre que veo alguna de sus películas admiro como en su trabajo nos regalaba un poquito de su alma, eso que ella llevaba en su interior y que era más profundo de lo que ocultaba tras su aparente y perenne optimismo.  Solo unos ojos que contemplaron lo que ella contempló pueden transmitir tanto.

    Audrey fue una sufridora.  Ya en su alumbramiento nació medio muerta parandose su corazón a los pocos minutos de venir al mundo.  Fue la actitud de su madre, la baronesa Ella Van Heemstra, quien la zarandeó hasta que el bebé volvió a respirar lo que desde el primer momento de su vida marcaría, quizá, la actitud de Audrey para sacar fuerzas de flaqueza ante los horrores que contemplaría durante su infancia y que darían como resultado una melancólica personalidad.  Siempre tendente a la depresión y al decaimiento.

     Durante los primeros años de vida esta fue privilegiada.  Buena posición económica, un título nobiliario y un padre al que adoraba.   Fue el abandono de este lo que supuso el primer mazazo para la niña y del que no se recuperaría nunca.  Años mas tarde, ya siendo una celebridad, consiguió reunirse con el pero la actitud de su progenitor siempre fue fría y ausente lo que afectaría el ánimo de la famosa actriz.



     Tras la ausencia de su padre Holanda, país de residencia de la Señorita Hepburn, fue invadida por los nazis y Audrey tuvo que contemplar durante esos terribles años  y sentir en sus propio cuerpo todas las calamidades que la guerra puede generar.  Solo los que han vivido una pueden saberlo.



     Audrey pasó hambre y vio muerte y destrucción.  Sufrió una desnutrición tan severa que fue la fuente de su eterna delgadez.  Pese a tales calamidades Audrey intentó llevar una vida normal dando clases de baile que la alejaban de los horrores de la batalla y la muerte.  Intentó ayudar a la causa de su país siendo miembro activo de la resistencia.  Su aspecto angelical resultaba idóneo para transmitir mensajes secretos ante los ojos de los alemanes.  Pero un día su delicado cuerpo no pudo mas y fue debilitandose mas y mas.  El final podría haber sido trágico de no ser por aquel día en que los Americanos liberaron su país y Audrey salió a recibir la paz con los brazos abiertos.  Un oficial le ofreció un puñado de chocolatinas y tabaco.  El atracón de chocolate la puso enferma pero el olor a tabaco le recordaba tanto a ese día de liberación que nunca pudo quitarse el habito de fumar.   El día que terminó la guerra tenía 15 años.


Tenía exactamente la misma edad que Ana Frank. Ambas teníamos 10 cuando empezó la guerra y 15 cuando acabó. Un amigo me dio el libro de Ana en holandés en 1947. Lo leí y me destruyó. El libro tiene ese efecto sobre muchos lectores, pero yo no lo veía así, no solo como páginas impresas; era mi vida. No sabía lo que iba a leer. No he vuelto a ser la misma, me afectó profundamente».
«Vimos fusilamientos. Vimos a hombres jóvenes ponerse contra la pared y ser tiroteados. Cerraban la calle y después la volvían a abrir y podías pasar por ese mismo lugar. Tengo marcado un lugar en el diario, en el cual Ana (Frank) dice que han fusilado a cinco rehenes. Ése fue el día en que fusilaron a mi tío. En las palabras de esa niña yo leía lo que aún sentía en mi interior. Esa niña que había vivido entre cuatro paredes había hecho un reportaje completo de todo lo que había vivido .