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viernes, 20 de abril de 2012

Alfred Hitchcock: Maestro del beso.
















     Desde que conocí la frase que un día pronunció François Truffaut: " Hitchcock rodaba las escenas de amor como si fueran asesinatos y los asesinatos como si fueran escenas de amor " esta siempre regresa a mi cabeza cuando vuelvo a ver, otra vez, dos de los besos mas recordados del director británico.




    En "Encadenados"(Notorius 1946) Ingrid Bergman y Gary Grant se comen a pequeños besitos que fué la forma que tuvo el director de pasarse por el forro el Código Hays que por entonces regulaba algunos aspectos de las producciones cinematográficas y que no permitía besos demasiado pronunciados.  Así  la escena pudo ser alargada siguiendo en primer plano a la pareja protagonista reflejando, sobre todo en las actitudes que emplea esa maravillosa actriz que fue Ingrid: esa cara embelesada, esas sonrisas, la forma que tiene de agarrarle la oreja,  ese amor recién nacido donde todo son mimos y el no querer separarse el uno del otro.  "Nuestro amor es bastante extraño porque a lo mejor tu a mi no me quieres" le dice ella y el responde "los actos importan mas que las palabras" y lo dice con esa aparente frialdad con la que en la siguiente escena permitirá que su amada se case con un hombre de la edad de su padre es decir, que se acueste con el, a fin de conseguir información importante.  Realmente los actos importan mas que las palabras porque ¿Puede un hombre enamorado permitir que su supuesta amada se acueste con otro hombre sea cual sea la causa?  Y es que Hitchcock tenía muy mala baba cuando quería y aquí el pobre personaje de Ingrid tuvo que soportarla






     El segundo beso, es poco mas que fascinante:  En "Vertigo"(1958) obra maestra del director, la escena  de Kim Novak, nunca, nunca tan hermosa, saliendo del baño y acercandose a un ansioso James Stewart que por fín contempla  la reencarnación de la mujer perdida,  reconstruida  y modelada por él en la figura de una vulgar jovencita es ejemplo del buen gusto.  Acompañada de la perturbadora música que para la película compuso Bernard Herrmann no puede dejar nunca indiferente a un amante del séptimo arte.

1 comentario:

Charles dijo...

Love that movies