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viernes, 3 de agosto de 2012

Joan Crawford: Alma en Suplicio.





  




















   Gracias a los acontecimientos que se están desarrollando hoy por hoy en mi vida, me llega a la memoria una película , Alma en suplicio, (mildred Pierce) (1945), que para mi es un clásico principalmente por dos razones:  Su protagonista es Joan Crawford y su temática:  Alguien que sale de la nada y en base a un sueño creará un gran negocio.  Todo esto acompañado de la melodramática historia entre el personaje de Joan y el de su terrible hija Veda interpretado por la cabezona Ann Blyth.







     Joan Crawford, fue la superviviente por excelencia del sistema de estudios quienes creaban una estrella y en la mayoría de las ocasiones, cuando la edad, en el caso de las Damas ya no resultaban tan rentables para las taquillas las abandonaban a su suerte despojandolas de todos los privilegios con los que las habían mimado durante su contrato.

     Joan Crawford existe desde el cine mudo... si bien, es en la decada de los treinta cuando subió al trono de las Diosas Hollywoodenses.  Hay quienes piensan que a ello la ayudo su matrimonio con Douglas Fairbanks Jr.  hijo de los que eran considerados nobles en el mundo del cine Douglas Fairbanks y Mary Pickford quienes siempre vieron en ella a una vulgar camarera con ganas de comerse el mundo.






     Fue tras su matrimonio, cuando el estudio Metro Goldwin Mayer se esmeró en otorgar a Joan una personalidad única dejando atrás a esa jovenzuela que tan pronto se teñía el pelo de rubio o lo cortaba según dictaba la moda.   Los maquilladores de la Metro hicieron hincapié en resaltar sus ojos y en perfilar su boca al estilo Crawford.  Adrian, genio y diseñador del estudio sacó provecho de las anchas espaldas de la actriz exagerandolos con el uso de grandes hombreras.  Su imagen ya era única.






     Durante todo ese tiempo La Crawford fue tratada como una reina, si bien a fin de la década los estudios dejaron de confiar en su potencial para seguir atrayendo al público.  Se salvó por los pelos al participar en un exitazo llamado "mujeres"(1939), dirigida por el maestro George Cukor.  Pero pese a este éxito a los pocos años, en 1944, la Metro rescindió su contrato.  En ese momento Joan se sintió perdida y muchos dieron su carrera como acabada.







  Desde entonces trabajo para varios estudios, pero ella buscaba el guión que la volviese a colocar en la cúspide de la que nunca quiso bajarse.  Entonces cayó en sus manos el guión de "Alma en Suplicio" que preparaba la Warner para su estrella Bette Davis.  Esta, sin embargo, rechazó el papel en uno de sus arrebatos. Oportunidad que tomó Joan ante las reticencias del director Michael Curtiz quien la detestaba.  Ordenó que la famosa actriz se sometiese a varias pruebas de casting, en uno de ellos el director llegó a arrancar las famosas hombreras de Joan.  El buscaba una mujer menos glamourosa, mas realista para su producción.  A regañadientes, entró al fin en el rodaje donde dio todo de si.  Fue la ganadora de los Oscars de ese año como mejor actriz, premió que fue entregado en su domicilio pues la diva se fingió enferma para no acudir a la ceremonia e irse con las manos vacías.   Desde entonces su mito permanece entre nosotros.