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viernes, 4 de mayo de 2012

Marlene: Trucos de Glamour para principiantes.


     En 1972, año en que Marlene se presentó a la grabación para Televisión del famoso concierto que durante años le había proporcionado tantos y tantos éxitos a lo largo del mundo, lo hizo envuelta con el característico traje color carne que como una fina tela de araña parecía insinuar más que esconder las redondeces de un cuerpo que no parecía corresponder al de una mujer de 71 años.  No podía ser de otra manera:   La ilusión de la fulgurante estrella que había conquistado la pantalla durante cuarenta años, siempre joven, siempre eterna, tenía que manifestarse ante su público.  Era lo que querían ver.  Deseaban a la Marlene creada por la fantasía de su descubridor y pigmalión Josef Von Sternberg y,  después , continuada por ella misma aunque para ello tuviera que recurrir a los mas astutos trucos de iluminación, maquillaje y corsetería. 








  Es su propia hija Maria Riva  en el libro que escribió sobre la artista quien cuenta como Marlene, ya con terribles problemas en sus famosas piernas, se comportaba como un guerrero con armadura cada noche de espectáculo a fin de alcanzar la perfección de antaño...   En sí , el vestido, todos sus famosos vestidos transparentes que fueron confeccionados por su diseñador de Paramount Jean Louis para sus presentaciones en Las Vegas, era una coraza de seda que modelaba su ajado cuerpo gracias a la utilización de la que llamaron " la base secreta de Marlene ".  Sus movimientos con aquellos vestidos eran reducidos a la mínima expresión y le otorgaron esos andares de Geisha que tan representativos fueron en sus apariciones teatrales.























        La ilusión de la juventud eterna resulta agotadora pero,  Marlene,  era cómo un general prusiano en cuanto a su imagen se refería.  La utilización de " La base secreta " se remontaba ya a los años cuarenta cuando rodó una de sus peores películas : "Kismet "1944. donde gracias a ella la estrella luchó contra la ley de la gravedad y elevó sus sensuales formas. Así lo explicaba su hija :

  " El ritual de enfundarla en su base nunca variaba, siempre se realizaba en secreto, no se podía tomar a la ligera sino que se consideraba la función más importante que requería la total concentración de su círculo más íntimo.

     En primer lugar, ella se ponía la prenda por los pies, se abrochaba el cinturón, luego aseguraba el triángulo de elástico entre las piernas, ajustándolo entre los costados de su vulva para reducir al mínimo el dolor de la tensión necesaria.  Con el cuerpo inclinado hacia delante de modo que le colgaran los pechos, metía los brazos por sendas aberturas.  A continuación, introducía los pechos en las cazoletas, colocando cuidadosamente cada pezón en el orificio correspondiente.  Una vez los tenía perfectamente ajustados, se sujetaba los pechos por debajo, se enderezaba y nosotras le subíamos la cremallera de la espalda.  Si un pecho se movía o un pezón quedaba un milímetro desviado, había que repetir el proceso desde el principio.  Si la fina cremallera fabricada especialmente se rompía por efecto de la fuerte tensión que tenía que soportar, era como si se hubiera muerto alguien de la familia, a pesar de que tres docenas de bases de reserva aguardaban colgadas dentro de sus fundas de seda, dispuestas a hacer su número mágico de dar a la Dietrich el cuerpo sublime que ella deseó durante toda su vida.  Una vez enfundada en su nuevo cuerpo de gasa, sólo dos puntos podían desvelar su secreto a miradas indiscretas:  el borde de la prenda en la base del cuello y la línea de la cremallera que se extendía desde la nuca hasta la base de la columna vertebral.  El borde del cuello era camuflado con collares o bordados y la cremallera, acoplando el vestido exactamente encima.  Una vez introducida en su mejor guardado secreto, mi madre se convertía en una estatua;  la respiración suponía un esfuerzo y el movimiento, un lujo calculado y limitado. "


     En esa película Marlene cometió alguna que otra locura como la de pintarse las piernas de color oro lo que casí le ocasiona la muerte por intoxicación con los productos químicos de la pintura.  No hubo que lamentar esa desgracia y hoy en día es el único aspecto interesante de la película. También se aficionó en este rodaje a otra práctica estética:  Tensar su piel utilizando unas horquillas que recogían mechones de su pelo estirándolo lo mas posible y casi clavándolos al cuero cabelludo.  Esconder el truco era tan fácil como poner encima la más recargada de las pelucas.








     Trucos de glamour que Marlene utilizaría una y otra vez hasta que la edad, siempre traicionera, se hizo mucho mas fuerte que el deseo de evitarla... Desde entonces, nuestra mas glamourosa estrella,  permaneció escondida en su apartamento de Paris, ajena al mundo y a los ojos de quienes quisieran encontrar en ella el mas insignificante defecto.

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